sábado, septiembre 18, 2010

Diarios de un Vagabundo

Claridad... demasiada claridad... ¿al fin habré muerto?... argh... este dolor indica que sigo vivo y con la misma enfermedad de siempre, mi pobreza absoluta, no quisiera abrir los ojos, no quisiera ver donde me encuentro, si amanecí en un parque, quizá en alguna acera de esta ciudad que no conozco, no lo sé, no quisiera despertar, juro por dios que quisiera bañarme y quitarme un poco esta barba que brinda cierto picor incomodo, esta tierra de la cara y cuerpo, quizá cambiar mis ropas por algo mas limpio, ahora que me pongo a pensar no sé ni como llegué aquí.

El perro que siempre camina a mi lado me lame la mano, creo que intenta decir que debemos irnos, yo siento que no puedo más, siento que no quiero mirarlo ahí solo o eso me hará levantarme y andar otro día mas en busca de un trozo de pan. Pisadas se acercan, con la suerte que he tenido estos años deberá ser algún policía pendejo que me pida que no estorbe en la vía publica; no lo culpo el hace su trabajo y yo, solo soy quizá uno de los tantos melindrosos que existen en esta ciudad.

Busco entre mis ropas algún pedazo de pan, o algo que calme el profundo regurgitar de mis tripas, remuevo mi gabardina, me siento lentamente, y miro al cielo, ahí esta el sol tan hijo de puta como siempre, alumbrándome, como si me evidenciara de todos y bajo su lupa me apuntara directamente, como un niño queriendo quemar hormigas, sacudo la cabeza, ahí esta “Taco” como gentilmente llaman los pocos amigos que he hecho en la calle, esos cabrones piensan que me lo comeré un día cuando no aguante mas el hambre, yo solo sonrío y asiento preguntándome si alguna vez necesitaré hacerlo...

avanzo poco a poco, esta ciudad es enorme, miro a la gente y me cuestiono ¿cuanto mas tendré que soportar esto?, algunas personas personas me llaman vagabundo, mi hogar es la calle y mi cama algún lugar donde el sueño y el cansancio de andar me derrumbe, recorro aceras viendo anuncios que ofrecen trabajo, tantas cosas que no sé hacer, quisiera regresar a la escuela y tener esa vida exitosa que todos anhelan, esa que muchos ya tienen y no aprecian por querer un poco mas para si mismos y para los suyos.

Algunas veces me siento en algún parque y me arrojan alguna moneda, las personas aun sufren de esa enfermedad llamada lastima que me mantiene vivo; me han dicho que me acerque a algún albergue, a alguna casa de ayuda, pero conozco a muchas personas que volvieron a la calle porque ahí simplemente no supieron ayudarlos, con esas referencias solo he perdido la fe, solo he perdido más las ganas de gritar “ayúdenme”.

He escuchado a las personas preguntarse a si mismas “¿que haría si fuera rico?” y pienso que la única cosa que puedo preguntarme es “¿que haría si tuviera solo una oportunidad de ser como ellos?”...

Mis parpados pesan, el dolor se hace mas fuerte, ¿moriré?, pregunto mientas mi cuerpo se desploma en un lugar que parece conocido... claridad... ¿habré muerto al fin?.






No hay comentarios: